domingo, 19 de febrero de 2012

Tres Pintores Extraordinarios


1º.           Salvador Dali. Fue un pintor español considerado uno de los máximos representantes del surrealismo. También fue un experto dibujante, quien nació el 11 de mayo de 1904, cuyo hermano mayor, también llamado Salvador, había muerto meses antes, por lo que decidieron ponerle el mismo nombre. Esto marcó mucho al artista  quien llegó a tener una crisis de personalidad, por creer que él era la copia de su hermano muerto. También tuvo una hermana, Ana María, que en 1949 publicó un libro sobre su hermano, titulado Dalí visto por su hermana. Realizó un acto de extrema generosidad al donar un Museo en vez de una pintura como la que le habían pedido y murió el 23 de enero de 1989, su cripta está al otro lado de la iglesia de Sant Pere, donde había sido bautizado y había recibido su primera comunión.

2º.           Michelangelo Buonarrotti, era escultor, pintor y arquitecto italiano. Se le conoce como Miguel Ángel, la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya personalidad artística dominó el campo creativo del siglo XVI. Durante casi setenta años que duró su “carrera”, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas. Se veía en él una cualidad, llamada terribilità; dicho término se refiere a aspectos como el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo creativo. Justificación de las obras de este creador cuya vida transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que dejó sus obras maestras.

3º.           Leonardo di ser Piero da Vinci es considerado como uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y, probablemente, es la persona con el mayor número de talentos en múltiples disciplinas que jamás ha existido, se crió como hijo único, aunque eran 11 en total puesto que su padre se caso cuatro veces. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño. A sabiendas ya del talento de su hijo, su padre lo autorizó, cuando Leonardo cumplió los catorce años, a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, en donde, a lo largo de los seis años aprendió pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística.